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Reseña de "The true lives of the fabulous Killjoys: California", de Gerard Way, Shaun Simon y Becky Cloonan. Un cómic editado por Norma Editorial a color, en tapa dura con sobrecubierta y que contiene 230 páginas por 28€.

"The true lives of the fabulous Killjoys: California" de Gerard Way, Shaun Simon y Becky Cloonan

Cuando un cómic es la extensión de la historia originada en otro formato, no suele ser atractivo para mí. Tan solo cedo a la tentación ocasional cuando se trata de adaptaciones literarias por el componente narrativo del género y título en cuestión (la reciente "Dos Hermanos" o las ya clásicas historias de "Nestor Burma" son dos buenos ejemplos). Pero fuera de la literatura poco he encontrado y menos aun que estuviese a la altura de las expectativas, más allá de su propia existencia como excusa de marteking o mitomanía expandida. "Killjoys" (perdone el lector que abrevie el título) es un extraño híbrido, que continúa el universo conceptual desarrollado en el disco "Danger Days" del grupo My Chemical Romance, del que Gerard Way es vocalista principal. En concreto de los dos videoclips creados para las canciones "Na na na" y "Sing" (en los que Grant Morrison, de forma nada casual, actúa como villano). Way y su amigo Shaun Simon desarrollaron la trama hasta expandirla a un futuro distópico interesante, plagado de ideas recurrentes del subgénero (robots sintientes, corporaciones malvadas, aniquilación del individuo, rebeldía juvenil, etc...), en los que el aliño principal es -por supuesto- el catalizador musical y estético desarrollado en los clips y las canciones del mencionado álbum.

Todo esto suena más interesante de lo que al final resulta el cómic. Way ha demostrado tener buenas ideas trabajando sobre personajes de Morrison (su estimable "Patrulla Condenada" en Young Animals y de forma poco disimulada, "Killjoys" intenta seguir la estela conceptual del escocés sin demasiado éxito), o con clichés remozados que consigue hacer brillar (la disfuncional y estrambótica familia de "Umbrella Academy") y por ello se había ganado , hasta cierto punto, algo de confianza. Pero esta obra no acaba de funcionar. Sus personajes apenas tienen recorrido y menos profundidad todavía, su universo no deja de ser una sopa referencial sin demasiada originalidad, y aunque su desarrollo es en general correcto, a veces avanza a trompicones con saltos difíciles de seguir sin las referencias musicales previas. Además, su final es atropellado y predecible. El dibujo de Becky Cloonan salva la papeleta, con una narrativa dinámica y una espléndida caracterización, pero el experimento queda como algo demasiado estanco y dependiente de unas ideas que no están expuestas con claridad en el propio cómic.

"Killjoys" es por lo tanto una rareza interesante, pero demasiado deudora de su fuente original como para disfrutarla autónomamente. Se nota que sus autores están encantados con la idea, pero su ejecución no resulta tan satisfactoria como seguramente la vean ellos.

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