El cómic comenzará con un cansado, sucio, pero desafiante Miyamoto llegando a las puertas del castillo del señor de la guerra Nakamura Ito. Tras derrotar a los samuráis más imponentes de su ejercito, Miyamoto le hace una propuesta al importante noble. Le ofrece entrenar a su hijo en El Camino de la Espada. De esta manera el joven de doce años, que lo ha tenido todo durante su corta vida, se marcha rodeado de dudas y de miedos. La tarea a la que se ha comprometido el samurái no es sencilla. Enseñar a vivir de una manera mucho más noble a su nuevo aprendiz, no se consigue de la noche a la mañana. El viaje durará varios años, pero Mariolle sacará partido de las elipsis para poder avanzar de manera continuada.
El apartado grafico es una autentica maravilla. Federico Ferniani nos traslada al Japón feudal con una aparente facilidad increíble. Su estilo es limpio, pero lleno de pequeños detalles que consiguen mantener nuestra atención en todo momento. Sus dibujos llenos de trazos finos casan a la perfección con los colores, primero, de Jean-Paul Fernández y de Luca Saponti, después. Ferniani es el dibujante principal de esta obra, pero en su interior también han participado otros artistas. El comic tiene varias leyendas que profundizan en la historia de Miyamoto Musashi, estas están dibujadas por grandes autores como son: Mikaël Bourgouin, Yann Tisseron, Richard Guérineau y Valentin Sécher.
Si sois seguidores de las historias de samuráis, de mangas como "El lobo solitario y su cachorro" o de las clásicas películas del maestro Kurosawa, este cómic está hecho para vosotros. El propio Thomas Day confiesa en la introducción de este integral que se vio muy influenciado por estas obras desde su adolescencia. Es una historia hecha con mucho cariño al Japón feudal y toda la mitología japonesa. Y ahora la han trasladado al formato comic, el cual siempre ha formado parte de la visión que tenía Thomas Day para su obra.
No me quiero dejar nada sobre el tintero, por lo que os voy a confesar que no todo en este comic me ha gustado. Como tantos otros europeos, este peca en el trato a los personajes femeninos. Es una pena que casi el 100% de las mujeres que aparecen en sus páginas estén desnudas. En ocasiones son tratadas como simples objetos de placer de los que servirse para alcanzar nuevas técnicas en la cama. Está basado en otra época más machista que la actual, pero creo que en pleno siglo XXI se pueden adaptar historias de otra manera. No es necesario tratar a todas las mujeres como objetos con los que desfogarse después de una victoria en el campo de batalla.