Header Ads Widget

Responsive Advertisement

Reseña de "Estrellas Oscuras". Cómic editado por Hidra dentro de su colección Eclipse dedicada a novelas gráficas adultas sacadas del catálogo de Vault. Tras la estupenda sorpresa que supuso "Costas Salvajes" en 2020, "Estrellas Oscuras" se perfila como su homólogo de éxito para el primer trimestre de 2021.

"Estrellas Oscuras" de Lonnie Nadler y Jenna Cha

La premisa de "Estrellas Oscuras" es ya toda una declaración de intenciones. En la América rural montañosa del siglo XIX, una joven aprisionada en una vida dura y sin opciones es tentada con la oportunidad de abandonar un matrimonio acordado por su padre emprendiendo un peligroso viaje al norte para entregar un misterioso paquete. La gélida ambientación y el corsé social para la protagonista son ya un caldo de cultivo de lo más interesante. Pero además se añade pronto el componente fantástico malsano del miedo primigenio a los bosques y la oscuridad. Que se ve potenciado por conceptos fascinantes como el "cinturón verde", la "escalera lunar" o ese misterioso pueblo del norte que pasa a ser ejemplo perfecto del moderno "horror folk" que películas como  "La Bruja" de Robert Eggers, "Midsommar" de Ari Aster o "The Apostol" de Gareth Evans han vuelto a poner en el punto de mira del aficionado al terror.

Aunque las dos referencias más claras en cuanto a atmósfera y concepto sean H.P. Lovecraft y Alan Moore. El primero por ser el maestro en el que se apoya el guionista, Lonnie Nadler, a la hora de trazar todo el escenario. El segundo por ser el "pope" de este subgénero en si mismo que es el homenaje a Lovecraft, cuyo comodín narrativo (el texto literario intercalado con las viñetas para rellenar huecos y completar la información) se explora con éxito -por no abusar del mismo- en "Estrellas Oscuras". Moore también se puede ver como inspiración en los ocasionalmente densos cuadros de pensamiento con los que la protagonista va diseccionando su situación y reflexiona sobre todo lo que le acontece. 

Pero no dejan de ser referencias y lo realmente cautivador del cómic es precisamente su capacidad para ir más allá de las mismas y crear su propio mundo, un escenario gélido donde la nieve y el color lánguido (obra de Brad Simpson) que atraviesa todas las viñetas de forma lacerante, inundan cualquier atisbo de calidez. Una labor complicada que la dibujante primeriza Jenna Cha consigue llevar a cabo con éxito, pese a que su trazo pueda parecer algo parco en su caracterización. Sin embargo sus virtudes como narradora y su capacidad para generar el adecuado tono plomizo e irreal, en muchas ocasiones a base de páginas enteras silentes, suplen con creces cualquier otra consideración. Además, la resolución no defrauda tras las expectativas creadas en torno a los misterios expuestos.

La edición de Hidra resulta impecable, con una exquisita presentación en tapa dura en flamante negro exterior e interior a juego con el relato, buen papel, color e incluyendo en esta ocasión las portadas originales de los cinco números que componen el cómic. Son 160 páginas a un precio muy ajustado que representa un aliciente extra más para adquirir este espléndido título, totalmente recomendado para aficionados al género de terror y para cualquier lector exigente.

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente